martes, 30 de mayo de 2017

El oficio parido


La panza hinchada, repleta,
desbordante en palabras.
Palabras como bombas
a punto de estallar,
que se mueven molestas,
que revientan,
imprecisas reptan
y suben por la garganta.
Se comen las cuerdas
y seducen la voz.
Como un volcán en actividad,
emergen del cuerpo
y chorrean frases
por la lengua.
Nuestra lengua.
Una brutal detonación en los sentidos,
en las paredes húmedas
de los órganos replegados
y en el sexo detenido...
Todo esto ocurre cuando escribo.