lunes, 20 de febrero de 2017

Noche llena, noche infinita...

Noctámbula


La decisión de un paseo nocturno,
una suerte de aire entrometido
que atraviesa los huesos.
Me precipito a la puerta
y quedo expulsa a una tierra extranjera...
Unas calles difusas con esquinas encendidas,
muestran los dientes
para morder mi boca,
mancharla con el sabor
de la derrota,
Teñirla del vacío más fatal.
Ebriedad de caminante,
de conducir los pasos perdidos
por las veredas porteñas...
Buscando así, un escondite
para guardar las penas, los agravios
y confesar el amor carcomido...


domingo, 19 de febrero de 2017

La palabra más compleja y combativa, amor.

Degustación

Con la caída libre de las horas 
preparan la escena. 
Aquellos dos cuerpos danzantes, 
despojados y exuberantes;
con sus figuras enroscadas,
los músculos en tensión, 
los poros dilatados
y la sangre mezclada... 
Amordazan el deseo
con respiraciones apretadas,
húmedas, fatigadas... 
La carne queda acorralada, 
vibra, resuena
pariendo ecos de disfrute.
La jugosa desnudez los derriba
y con sus lenguas revueltas 
se hunden 
para acariciar la delicia.
La conquista placentera de saberse suyos. 

miércoles, 15 de febrero de 2017

Cuando queda el hábito corroído, la costumbre instalada y el amor finiquitado...

Sobras... 


La mesa quedó servida, 
dispuesta para 
una hora de mentiras, 
de engaños sin efecto
y de condenas pasivas...
Del pueril apetito 
adornado con proezas antiguas, 
nació la insólita valentía 
de sentarnos,

frente a frente,
con la tristeza por compañía. 

Y así quedamos, sin más 
con las cuchillas clavadas
en la carne tan fría...

lunes, 13 de febrero de 2017

Delinear el terreno, fundirse en la acción...

La frontera


Un ácido sudor se esparció,
sofocó el ambiente, 
lo impregnó de otra vida. 
Una anterior, gastada y remendada.
Rancia existencia 
que hoy asoma 
en el aire nauseabundo 
del mediodía. 
Dividida, otra vez separada, 
crucé el puente,
sacudí el espanto.
Despabilé mis años...

viernes, 10 de febrero de 2017

40 años de un dolor infinito...

Cicatrices

El desfile más terrible.
Lo arrasaron 
y rompieron los límites.
Aquellos verdugos a paso firme, usaron la tierra tuya como mortaja y
Una vez arrojado al muro,
los cristales se empañaron
y calculaste la trayectoria
de las balas.
Supiste que llegaba
el punto y aparte.
Desplomado,
estallado en pedazos
pero entero.
Plagado de ideas,
creencias y acciones…
Creyeron callarte a golpes,
quisieron dar muerte
a cada Rincón
de tu cerebro rebelde.
Propusieron el juego brutal
de la descarga sin miramientos
y detuvieron el cuerpo, es cierto.
Lo suspendieron en el aire
como una hoja al viento
arrastrada por el temporal...


te vistieron de tortura.

Años luz


Qué se esconde detrás de un reencuentro?
En los últimos días se produjo cierto fenómeno al alcance de mis pasos por la ciudad... una suerte
de múltiples encuentros, sin buscarlos ni esperarlos.
Literalmente imprevistos, que a su vez desataron reacciones y elocuencias impensadas. Me atrevo a decir, muy poco auténticas pero sostenidas por ambas partes.
Guardé como souvenir, esas miradas invasivas que no se conforman con el relato resumido, con el esfuerzo propio y desganado de improvisar un compacto biográfico que rellene el instante saturado de incómoda sorpresa, frente a este cruce repentino...
Qué le ocurre a una que se encuentra a destiempo con un pedacito de pasado, de esa otra que fue y ya, de algún modo, no es?
Con quién nos encontramos? Con los que fuimos o con los que somos? Con quién fue ese otro y hoy sonríe al verme o conmigo misma y mi satisfacción a cuestas de haber dejado una buena impresión aun en aquella época?
Tal vez sea darse cuenta que efectivamente ya no somos ni siquiera ese aquel al que reconocen, por la estructura física más o menos mantenida a través del tiempo.
Entre tanto, la conversación prosigue con esa lógica ridícula de "ponerse al día" usando los cinco minutos finales como armas disparadas a mansalva, y cuando el scanner físico y psicológico, da el visto bueno para el que nos interroga, qué es lo que queda de nosotros?
Lo mismo. Una grieta, una distancia excepcional: años luz entre nosotros.
Por eso lo que más me aterra de todo esto, es volver a mirarme al espejo con el efecto reciente de haberme cruzado con personas que ya no saben quien soy pero que supieron quien fui y en conclusión, no saberme ni en una ni en la otra punta de la cuestión...

lunes, 6 de febrero de 2017

Un mundo que atraviesa con sus reglas la existencia humana.
Un escenario árido que me envuelve con la necesidad de jugar a ser cronista...

Bocanada


Más que rodar, chillaba.
La carretilla en cada vuelta
de  sus ruedas
se lamentaba.
Vos, en silencio
acompañabas sus quejas
sobre la calle...
Trabajosamente la empujabas,
como quien carga
con el peso de todas las almas.
Lograbas con esfuerzo que avanzara
pero la marcha te contradecía.
Frenaste, a tu propia deriva...
De un soplo,
tragaste el desconsuelo
y así, con paso atosigado
pisaste la herencia.
El trágico legado
entre tus manos...

Palabrerio


La selección no fue inocente, recorté una viñeta de la cual participé por mi mera cualidad de espectadora. 
Existió alguien, que en su afán de ser reconocido y dárselas de buen entendedor de los tiempos que corren, osó despojarme de mi propia voz... 
Conservo la leve sospecha de que daba igual que yo estuviera ahí. Tener una relativa forma humana o simplemente aparentar ser un ser viviente reunía las condiciones para soportar ese torrente intermitente de frases unidas a más frases, todas, a mis oídos vacías.
Qué pasa cuando a alguien se le ocurre hablarte descomunalmente, aturdirte de opinión personal sobre un tópico cualquiera?
Sucede lo que era medianamente anunciado desde el inicio; el tiempo corre, todo se mueve a nuestro alrededor pero uno está ahí, de pie, disponible (de algún modo) para ese aluvión discursivo...
Un monólogo a expensas del tiempo ajeno.
Si no hubiera caído en esa trampa, seguramente hubiese encontrado otra víctima que le prestara un poco el cuerpo sobre el cual depositar cada una de las palabras con ese fervor innecesario.
Ahí estuve yo, entre miles de estímulos que activaban el repaso de mis pendientes para ese día, simulando atención e interés, con los ojos fijos alimentando ese palabrerio. 
Esa expulsión cargada de vehemencia... y yo quieta, paralizada ante la mínima posibilidad de esbozar siquiera algo que contradiga semejante presentación catedrática. 
Permanecí durante cada segundo de los 20 minutos sin poder abandonar la insistente idea de sacarme de encima, como fuera, sus reflexiones bien consolidadas, inertes y carentes de sentido para mí. 
Quise decirle de forma urgente que me tenía que ir.... 
No, no me tenía que ir. 
Sencillamente considero que me pasé de cortesía, de protocolo.
A falta de un escape posible, de una huida elegante y justa (para mí) lo dejé terminar, saciar el ego, la soberbia y estima sobre su persona. 
En definitiva, para él fue un cuadro perfecto, supuso un diálogo limpio con una exposición prolija, solo que rebalsada de tedio con el agravante de un interlocutor mudo.