viernes, 10 de febrero de 2017

Años luz


Qué se esconde detrás de un reencuentro?
En los últimos días se produjo cierto fenómeno al alcance de mis pasos por la ciudad... una suerte
de múltiples encuentros, sin buscarlos ni esperarlos.
Literalmente imprevistos, que a su vez desataron reacciones y elocuencias impensadas. Me atrevo a decir, muy poco auténticas pero sostenidas por ambas partes.
Guardé como souvenir, esas miradas invasivas que no se conforman con el relato resumido, con el esfuerzo propio y desganado de improvisar un compacto biográfico que rellene el instante saturado de incómoda sorpresa, frente a este cruce repentino...
Qué le ocurre a una que se encuentra a destiempo con un pedacito de pasado, de esa otra que fue y ya, de algún modo, no es?
Con quién nos encontramos? Con los que fuimos o con los que somos? Con quién fue ese otro y hoy sonríe al verme o conmigo misma y mi satisfacción a cuestas de haber dejado una buena impresión aun en aquella época?
Tal vez sea darse cuenta que efectivamente ya no somos ni siquiera ese aquel al que reconocen, por la estructura física más o menos mantenida a través del tiempo.
Entre tanto, la conversación prosigue con esa lógica ridícula de "ponerse al día" usando los cinco minutos finales como armas disparadas a mansalva, y cuando el scanner físico y psicológico, da el visto bueno para el que nos interroga, qué es lo que queda de nosotros?
Lo mismo. Una grieta, una distancia excepcional: años luz entre nosotros.
Por eso lo que más me aterra de todo esto, es volver a mirarme al espejo con el efecto reciente de haberme cruzado con personas que ya no saben quien soy pero que supieron quien fui y en conclusión, no saberme ni en una ni en la otra punta de la cuestión...

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