La invitación de los jueves
Una espera acordada
con música de fondo,
y tu voz sobre la mía.
Acobachados en el sillón
desplegando teorías fantasmales
y elaborando la incertidumbre
de nuestros días.
Fue el afán de jugar
a leer las lineas de tu mano
para luego
invitarte a bailar...
Habitábamos la noche,
rodeados de miradas
y vasos a medio tomar.
Éramos los únicos
riendo ante la prepotencia
de una caricia
que se instala en el cuerpo
en medio de la oscuridad.
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