miércoles, 27 de septiembre de 2017


Mojar el aire
para arrancarte el capricho.
Delinear así,
los vértices de tus huidas,
de tus hazañas, 
de tu locura sin freno 
y de tu freno sin margen.
Una alarma encendida,
un chillido que late,
una figura poco dócil e inconstante.
Como quien se empecina 
en el rebusque diario 
de las cosas,
merodeás las esquinas 
y arremetés con los dientes
las horas ciegas de la noche.

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